Critica en revista Filandon, del libro «Como la luna de Enero»

Como la luna de Enero

José Ramón Blanco

Me encontré recientemente con mi amigo Urdaneta. Yo me había ido a vivir a otra ciudad. Habían pasado muchos años desde que me entregó sus notas, que había titulado De Gales a Grecia, y no le había visto desde entonces. Intercambiamos noticias de nuestra vida en todo aquel tiempo, y salió a relucir su aventura galesa y el famoso manuscrito. Aquel  había sido su primer amor. Más tarde se había casado, y tenía hijos y nietos». Se lee en el Epílogo, y alude a José Urdaneta, que un día le dio unas cuartillas en las que «mezclaba los recuerdos de su aventura galesa y de Grecia, de Córcega y Escocia. Era una mezcla un poco extraña, pero el manuscrito me sirvió para conocer mejor lo que había ocurrido aquel verano». Y es que, después de tantos años, cuenta el amor de aquel verano –«El amor pasajero tiene el encanto breve…», escribe Rubén Darío, aquí citado-, y por otra parte –cierra así el libro ‘de encargo’ el autor- «no hay luna como la de enero, ni amor como el primero». Esta es, en síntesis, la estructura y el contenido de la novela del escritor leonés residente en Bilbao.  Es un canto de juventud por geografías diversas y con un fino sentimiento amoroso como fondo, que es, en realidad, el hilo conductor de la narración. No se queda aquí la obra, breve pero intensa. Llama especialmente la atención el sentimiento creado en torno al paisaje, que hace cercana y viva la memoria de playas, monumentos, ciudades…, fórmula inequívoca, por otra parte, para ver el mundo con ojos atentos y acercarlo con viveza, hermosura y rasgos de modernidad.  Desde el punto de vista del tratamiento literario, se trata, sin más, de una pieza deliciosa.

Alfonso García 03/03/2013