Aurelio Arteta
Los trabajos y los días
AURELIO ARTETA ERRASTI (Bilbao, 1879- México, 1940) es la figura más significativa de la que se conoció como “escuela vasca de pintura”. Sus comienzos artísticos tuvieron lugar en la Escuela de Artes y Oficios de Bilbao y se continuaron en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Después, mediante una beca concedida por la Diputación vizcaina, y junto a Larroque, Echevarría, Mogrobejo y Quintín de Torre, viajó a París, donde remató su formación artística inicial.
José Fernández de la Sota, autor del libro –que publicó en esta misma colección Juan Larrea. Versión terrestre–, narra con buen pulso y rigor plausible, todas y cada una de las andanzas vividas por aquel creador “recoleto”, considerado por Juan de la Encina como “uno de nuestros más sólidos pintores”.
Así, el lector asiste a la consagración de Arteta tras concluir el mural pintado al fresco para el Banco de Bilbao en su residencia de Madrid, el cometido más importante de su vida, con su grata consecuencia de fama y prestigio. También a su nombramiento, en 1924, como director del recién creado Museo de Arte Moderno de Bilbao, cargo del que dimitiría por no saber, no poder o no querer plegarse a la política. Y, por último, al posterior exilio en México; la muerte en accidente de tranvía en Coyoacán; y su definitivo paso a la inmortalidad.
Si acaso procede definir la personalidad del artista, nada mejor que remitirnos a sus propias palabras respondiendo al dicho quevediano según el cual Poderoso caballero es don dinero: “Soy artista, que no banquero. Tal vez sea esa una desdicha. No lo niego, pero el hombre ha de ser fiel a su destino y vocación”.
Carlos Bacigalupe.
Director de la colección.