José Miguel de Azaola sostenía convencido, y evocando el parecer de no sabía con certeza quién, que la patria del hombre es su propia infancia. Así que Bilbao, donde transcurrió toda su niñez, fue su patria por antonomasia. Y en la descripción de aquella ciudad que en el tercio inicial del pasado siglo se manejaba con holgura, puso su empeño más noble, retratando con fidelidad pasmosa los miles de cuadros que la vida doméstica quiso proporcionarle durante sus primeros años. Tal actitud encontró su reflejo en esta Memoria de Bilbao que presentamos, producto de los artículos publicados en el periódico municipal Bilbao bajo idéntico epígrafe, ahora arracimados en la forma debida para completar un libro de lectura deliciosa y nostálgica. Imprimiéndolo acompañado del prólogo de Alfonso Carlos Saiz Valdivielso, nuestra editorial recupera la costumbre de dar a la luz los textos más significados que hablan dela Villa, como ya sucediera cuando diferentes manos decidieron hacer lo propio con esos otros firmados en su día por José de Orueta, Emiliano de Arriaga o el mismo Unamuno. Dispuesto a su repaso, el lector podrá acudir con entusiasmo y en calidad de espectador privilegiado a toda una serie de acontecimientos que se le ofrecen de primera mano, y que abarcan en su práctica totalidad los planos más entrañables de la vida ciudadana— sociales, lúdicos y recreativos— en la que el autor supo desenvolverse. Son relatos en sepia de una honda significación emocional.

Carlos Bacigalupe. Director de la colección Bilbainos Recuperados