Quintín de Torre, el último imaginero
Su vida estuvo marcada por una asombrosa capacidad de trabajo y un instinto artístico fuera de lo común. Hablamos de Quintín de Torre Berastegui, conforme señala el autor de este libro, el último imaginero.
De obra escultórica pródigamente multiplicada, ésta alcanza una especial significación popular si se acude a los pasos de Semana Santa, que supo ilustrar con figuras cercanas a un realismo estremecido, amplio de significado. Impulsor decidido de la Asociación de Artistas Vascos, nuestro protagonista quedó incluido en una generación de creadores de la que formaron parte igualmente, Larrea, Basterra y Paco Durrio.
La presente entrega incluye una interesante y curiosa relación epistolar que mantuvo tan magnífico creador con Miguel de Unamuno, principalmente, y también con otros significados personajes de la época cuales Ricardo Baroja, Daniel Vázquez Díaz y Ricardo Iñurria. Como recordaba Joaquín de Zuazagoitia a su muerte, Orueta, un andaluz estudioso del arte, aludiendo a una producción compacta y universalmente admitida, no tuvo empacho en asegurar: “¡Qué escultor tienen ustedes en Bilbao!”.
Digamos con el crítico Francisco Pompey que en el realismo patético con tendencia literaria y simbólica, el escultor que más complacencia puso en sus obras fue Quintín de Torre. Alberto López Echevarrieta, periodista y escritor, completa aquí una apreciable labor documental y literaria, que el lector sabrá apreciar.
Carlos Bacigalupe. Director de la colección Bilbainos Recuperados.