Rafael Sánchez Mazas, el espejo de la memoria
Rafael Sánchez Mazas (1894-1966) fue, antes que nada, un escritor de cuajo. De él, y mejor que nadie, habla su propia obra, no extensa pero sí intensa. La presente biografía, afrontada por el autor que la firma con un rigor encomiable, abunda en datos y matices personales de suma eficacia a la hora de obtener un perfil lo más ajustado posible sobre su figura. Alfonso Carlos Saiz Valdivielso, encargado de remitirnos su memoria, inicia el libro con un preámbulo al que acude solícito y amable Rafael Sánchez Ferlosio, segundo de sus hijos, del que obtiene en primera persona unos materiales preciosos traducidos en notas y anécdotas impagables de carácter íntimo.
Después, y en el curso de las tres partes de que consta el estudio, los lectores asisten a un viaje insólito y apasionante, donde la existencia de Sánchez Mazas se nos desvela paso a paso, siempre según un plan basado en la más escrupulosa cronología. Así, la niñez del literato, sus primeros versos, el descubrimiento de la Villa, aquellas cálidas amistades con Mourlane y José Antonio, su poética vocación falangista, el vértigo de una muerte anunciada que nunca acaeció, el desencanto posterior a la confrontación incivil, la Apología de Bilbao, tan cercana, o el comienzo de un final inexorable.
Como advierte el responsable de la semblanza que ahora se publica, a Sánchez Mazas “su militancia rectora en la Falange joseantoniana le ha pasado una ominosa factura de silencio en lo que a su obra se refiere”. ¿Escritor con resabios políticos? “Lisa y llanamente escritor. Y además excepcional”, remata.
Carlos Bacigalupe. Director de la colección Bilbainos Recuperados