De Neguri a Lausanne.

De Neguri a Lausanne.

Diarios de una transición.1977-1980.

Se trata del diario personal de un miembro de una familia de la gran burguesía vasca no nacionalista residente en Las Arenas-Neguri que vive las vicisitudes de la transición democrática entre 1977-1980. Por un lado, se resiste al hundimiento de su mundo privilegiado pero comprende la necesidad del cambio, que acoge con deportividad, por decirlo de alguna manera. Los cuatro años que abarca el diario son particularmente ricos en acontecimientos políticos – legalización del Partido Comunista, constitución del Consejo General Vasco, aprobación de la Constitución Española y del Estatuto de Autonomía Vasco – siempre con el telón de fondo de la violencia asesina de ETA. Todo ello, naturalmente, es comentado, en detalle o de pasada, pero está omnipresente en las páginas, sobre todo en las correspondientes a 1977 y 1978 (el primer mitin político del PCE en Bilbao, varios mítines del PSOE, del PNV, de EE, de Alianza Popular y de otras formaciones políticas, diversas manifestaciones pro amnistía, pro Estatuto, anti ETA, anti central nuclear de Lemoniz, etc.). La curiosidad política del autor es grande y ocupa un lugar importante en el relato.

Pero a pesar de enmarcar el mundo político-social de su entorno, ello no es en absoluto el aspecto más importante de estos diarios. El autor, depresivo por naturaleza, vive una constante tribulación personal, alimentada en parte por los tiempos que le toca vivir, que desemboca en un psicoanálisis (1979-1980) examinado en detalle en estas páginas. Tras los dos primeros años de vida relativamente “agradable y ociosa” en la adversidad, una profunda depresión hunde al autor en un estado de sufrimiento mental insoportable, que no mejora hasta que inicia su psicoanálisis. Ello le da fuerzas para inscribirse como profesor en el Instituto de Enseñanza Media de Balmaseda, lo que le descubre un mundo totalmente desconocido de compañeros de claustro, de la izquierda española, los foráneos, y de la izquierda abertzale, los nativos, a los que obviamente ha de ocultar sus orígenes. Y esta es quizás la parte más emotiva del diario.

Durante siete meses (noviembre de 1979 a junio de 1980) el autor compagina – y contrasta continuamente – el mundo de su familia, con la que pasa los fines de semana y al que nunca renuncia, con su vida docente en el Instituto y sus múltiples facetas (relaciones con los alumnos, padres de alumnos y profesores, asambleas reivindicativas de estos últimos seguidas de interminables huelgas, conflictos entre el claustro de profesores, etc., etc.). Al principio, el autor vive aterrado esta ambivalencia, en muchos aspectos contradictoria, pero poco a poco se va integrando cada vez mejor en su vida laboral hasta el punto de preferir el mundo del Instituto al de su entorno social original. Este proceso, en el que juega un importante papel el psicoanálisis, constituye probablemente el aspecto más interesante  de los diarios. Las tribulaciones siempre latentes no impiden que un fino sentido del humor arrope todo el relato con algunas descripciones muy graciosas.

Otro aspecto que abordan estos diarios es la homosexualidad, poco practicante y nada militante, del autor, imprescindible seguramente para explicar la trama del texto pero que determina y condiciona muy poco su vida diaria.

Siendo el autor un gran aficionado a la música, un valor añadido podrían ser sus comentarios y críticas a los numerosos conciertos y óperas a los que asiste en Bilbao y por toda Europa, concretamente su presencia regular en importante Festivales Musicales de Europa, como los de Salzburgo y Bayreuth.

Los diarios terminan con la incorporación del autor como traductor al Comité Olímpico Internacional en Lausana, Suiza, a principios de agosto de 1980, lo que supone una especie de culminación y escape a cuatro años de tribulaciones y le abre la puerta a un tipo de vida completamente distinta. Pero esa es ya otra historia, de la que el autor ha guardado también constancia en miles de páginas de sus subsiguientes diarios.

El texto va precedido de una breve introducción del autor y de un prólogo del profesor de la Universidad del País Vasco, Pedro Ibarra Güell.